No logro recordar si algún día me tomé la molestía de revelar un montón de fotos y acomodarlas en un albúm, mmmm creo que no.
Aunque no soy meramente una niña los únicos albumnes de fotografías que han pasado por mis manos son los de mi abue y los que mi mamá formó con fotos de nuestra infancia y que me encargé de destruir de apoco para poner las fotos en un marco, hacer collages o cualquier tipo de locura que mi cabecita dictara.
Ahora los albumnes vuelven a tomar relevancia en mi vida, y siento algo así como cuando te cansas de leer los libros en internet y terminas aventando los 100 tomos que algún contacto te envió por correo y vuelves a sentarte en tu sillon favorito, con una taza humeante de té y un buen libro.
Quizá cuando me interesé más en la fotografía agradecí tanto el tener grandes cantidades de fotos en las computadoras y poder eleminar la basura que nunca paré en reflexionar en la importancia de un albúm, y aunque yo misma nunca formé uno, muchas veces me senté con mi abue mientras me contaba las historias más increibles que ella recordaba de cada una de las fotos que guardaba celosamente en cada uno de ellos.
Creo que mi teoria de hacer una mixtura entre la tecnología y lo convencional sigue funcionando para mi. Así que este año inició mi primer albúm de muchos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario