Estoy atrapada en una tarde que ni yo misma entiendo. El doctor a dicho que es bronquitis y no me ha dado una incapacidad lo que me hace pararme con mi poca fuerza para ir a trabajar. Ayer marcaban las 6:30 de la tarde cuando me negue a seguir acostada sin poder respirar llevando un tratamiento médico que me negaba la mejoría. Llegué cerca de las 7:00 a la sala de urgencias de una especie de hospital que parece sacado de una historia de fantasmas, era poco el aire que entraba a mis pulmones y eso me complicaba obviamente hablar, quedé con mi hermana de vernos en la puerta del hospital y cuando llegué ella ya me estaba esperando para entrar juntas ya que mi madre estaba en otro hospital a causa de una combinación casi fatal de bronquistis con asma de mi hermana la menor. Fue bastante deprimente y patetico entrar a esa sala y ver a la recepcionista comiendose una bolsa de frituras de maíz y con la más vil prepotencia negarse a tratarnos con desencia y apresurar mi atención. La señora burocráticamente primero terminó su importante tarea de deglutar su comida chatarra que prodigiosamente se le esta quedando almacenada en su barriga (castigo divino quizá), después voltió a verme con la pereza de una vaca que acababa de pastar y me preguntó mis datos, que tuve que repetir una y otra vez. Juro que las lagrimas rodaron por mis mejillas por la impotencia de verme atendida por una persona con esa falta de calidad humana. Se perfecto que en México la calidad del servicio médico es deprorable, pero aún con esto me niego a comprender que si bien no existan los insturmentos, medicamentos o comodidades fisicas deba tampoco existir un equipo humano dotado de las más minima y elemental calidad humana que hagan sonreir o hacer sentir confortado a la persona que requiere del servicio médico.
Para terminar sin tanto rodeo, me senté a esperar mi turno y salí casi a las 11:00 de la noche, sintiendome fisicamente mejor pero animicamente confundida y enojada. El cambio empieza por uno mismo, así que salí agradeciendo la atención que se me dió de la mejor manera posible quizá ayude un poco a mejorar el dulce carácter de la señora recepcionista.
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