Ese momento estaba fresco en su memoria que parecía haber pasado sólo unas páginas antes del calendario. Dios debía tener un humor maquiavélico para concebir las crueldades inherentes a la vejez. Como poco, los viejos deberían poder tener una percepción del tiempo precisa... para que pudieran ver los años como el período que realmente fue, no sentirse como si todo hubiera pasado en un abrir y cerrar de ojos y como si el principio estuviera muy cerca. Al final, los viejos y moribundos no deberían tener la sensación de que la vida acaba de empezar. Fragmento tomado del libro las Rosas de Somerset de Leila Meacham
Estoy leyendo el libro del cual saqué este fragmento, en realidad la vida tiene jugadas extrañas, entre más vives el tiempo pareciera que más corto es, apoco no te resulta común escuchar a los niños mencionar que algún suceso pasó hace mucho tiempo cuando fue apenas la semana pasada y viceversa abuelos que sienten que algo pasó hace tan poco, cuando en realidad fue muchos años antes.
Pensarás que debo tener una psicopatía extraña con el tiempo, no en vano mi blog se llama "tiempo que existe sin ti" y si he de confesar... pienso que sí jajajajajaja. Mi abuelo tenía una obsesión rara con el mismo, y creo que algo de la mía empezó cuando lo conocí, que fue justo cuando cumplí 15 años. Mi abuelo era como un tabú familiar, la persona no grata de nombrar, él había abandonado a mi abuelita al poco tiempo de haber nacido el más pequeño de los ocho hijos que tuvieron, asi que de una forma u otra se convirtio en alguièn dificil de decifrar.
El primer recuerdo que tengo de él, es verlo parado toscamente, con sus brazos cruzados que dejaban ver unas manos gastadas de trabajo, mientras mis tíos y mi abuelita lo rodeaban en una especie de tribuna penitenciaria, ese mismo día el veredicto final fue que él era nuestro abuelo.
Emiliano, como se llamaba fue un personaje de esos del que todo el mundo habla y al que le gustaba dar de que hablar, a decir verdad no siempre cosas buenas. Fue un trotamundos, un sinvergüenza bien hecho, más tenía un encanto que lograba equilibrar muchos de sus defectos y enloquecer a las mujeres. Los últimos años de su vida, en los cuales estuvimos incluidos vivíò entre EUA y México, ya que él tenía una residencia americana, fue parte de los inmigrantes mexicanos que en los 60`s fueron aceptados legalmente Estados Unidos para trabajar como mano de obra para sus campos agrícolas.
Después de aquel día pasaron casi ocho años en los que tuvimos un abuelo a medio tiempo quien nunca logró recuperar el terreno perdido con una familia que no conocía y creo que ni pretendía conocer. Él murió de cáncer cuando yo iba a cumplir 23 años y el recuerdo que guardo se sigue basando en leyendas, cosas que mis tios dicen de èl. Es raro por que en mente el no es el tìpico abuelo, lo convertì en un personaje medio novelesco el cual me regalo 7 relojes, que incluían una nota que año con año decía lo mismo, "Mayra, aquí tienes 8,760 horas para que tu vida sea lo que has soñado, es tu tiempo".